Como el frío del orgasmo que cae en el suelo
Derramado sobre sabanas de algodón
Que no huelen a sudor
Que no huelen a amor
Que no huelen a nada.
Y así como se malgasta la vida en un segundo
Se desgasta la naiboa que movía el sentimiento
Tu occidente, yo en oriente
Ya ni me miras, ya ni te toco.
Y es así que se envilece la razón
Al pensar que sólo eso era.
Maldito Coitus Interruptus!
Que no deja que me llenes por dentro
Que no me deja fundirme a ti
Justo ahí en ese preciso instante
Que se presume idílico
Que se espera de dos.
No sé si lo peor es el que no te importe
Que me quede sola con este frío visceral
Calcinando mis venas
Repudiando mi sexo
Añorando que el clímax te desparezcas...
Por tratarme así, como nada
Peor que meretriz, que al menos monedas recibe.
Yo sólo la satisfacción del deber cumplido al servirte.
Y como le llamas a esto?
Frigidez?
Y como le llamo yo?
Negligencia!
Pensar que sólo quería que sintieras conmigo
No al unísono, no pido milagros.
Sólo que me sintieras temblar
Me escucharas gemir
Desaguándome toda
Como si toda fuera un Iceberg
Tan gélida como sólo tú sabes dejarme
Y aun así me preguntas si te quiero
Cuando por ti me he vuelto
Una vagina hipotérmica
Que no lame, que no araña
No muerde, no siente
Que ha traicionado hasta su amor propio
Y todo por tu pueril orgasmo.